jueves, 7 de mayo de 2009

Semana Santa en Yarowilca

Por: Víctor Cecilio Cabrera




Un bosque de flores hermosas adorna a la imagen de Jesús crucificado que está sobre un anda de madera. Doce “apóstoles” cargan en hombros a la representación del hijo de Dios. Los cargadores llevan puesto un traje blanco que les cubre todo el cuerpo, incluso el rostro. Por ese detalle mis paisanos, incluido yo, les llamamos “almas”.
“Viernes Santo, Viernes Santo, Viernes Santo de dolores”, es el coro melódico que es cantado por la multitud que sigue la procesión. Un agradable sonido sale del arpa y del violín, que es interpretado por un dúo al que se le llama “Vacas”.
Son más de las 11 de la noche del Viernes Santo en una de las calles de Chavinillo, capital de la provincia de Yarowilca, Huánuco.

Un agradable sonido sale del arpa y del violín, que es interpretado por un dúo al que se le llama “Vacas”.

“Virgen dolorosa, perdona nuestros pecados”, es la canción que repiten los fieles que acompañan a la efigie de Virgen María (rodeada de fragantes flores y frutas), que es llevada por varias mujeres.
A la mayordoma de la festividad religiosa se la llama “Guionera”, ella lleva un estandarte bordado con motivos religiosos y es la que va delante de ambas procesiones. La “Guionera”, esa noche, reparte copas de chinguirito entre los asistentes para contrarrestar el frío; ese mismo día, pero horas antes, reparte platos de locro con carne de cordero a toda la población.
Cuando el reloj marca más de la una de la madrugada del Sábado de Gloria, los católicos escenifican el encuentro de la imagen de la Virgen María y Jesucristo.
El coro de canciones se oye durante toda la procesión, con el acompañamiento perfecto de las melodías del arpa y el violín. Al amanecer del sábado se le recibe con tazas de café y panes, éstos son distribuidos gratuitamente por las autoridades comunales a todos los ciudadanos de la localidad.


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